Arte, cultura y memoria, elementos necesarios para procesos de cambios

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Tegucigalpa, Honduras.- En un mismo escenario nuevamente se juntó la experiencia de la defensa de los derechos humanos y el teatro, durante el foro: Desapariciones Forzadas en Honduras, reflexiones a partir de la obra de teatro «La Muerte y la Doncella», con la participación de Tito Ochoa, Director de la Casa del Teatro Memorias y Berta Oliva, Coordinadora General del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).

La cita virtual fue este jueves 3 de septiembre a las 7 p.m. por Facebook Live, al que se conectó más de mil personas y un alcance de unos 4 mil internautas, ante la invitación de las Mujeres Socialistas, la Convergencia Contra el Continuismo- Francisco Morazán y COFADEH en el marco de las actividades del 30 de Agosto: Día Nacional del Detenido Desaparecido y Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada.

Berta Oliva, defensora de derechos humanos, parte de la representación nacional de la Convergencia Contra el Continuismo, expuso el origen de este espacio que contó, entre otros compañeros y compañeras con el histórico periodista Manuel Gamero (falleció en enero de 2018).

Se tenía la necesidad y urgencia de mantener el espacio donde se pueda liberar y trabajar para los procesos libertarios, agregó Oliva. Y para liberar a los presos políticos por eso es que se ha creado el Comité Nacional por la liberación de los Presos Políticos en Honduras. Entre otras acciones es que el 30 de Agosto de 2019 se realizó una movilización nacional marcando la memoria de los detenidos desaparecidos.

Berta“Debido al confinamiento, este año fue diferente pero la memoria de los detenidos desaparecidos ha vuelto a revivir en el continente y en el mundo, eso implica que nunca han sido pasado, son presente y eso nos provoca la necesidad de exigir se investigue y castigue a los responsables de estos crímenes que han ofendido a la humanidad”. Berta Oliva

La obra que impulsamos llegó a muchas personas en diferentes latitudes de nuestro país y el extranjero. Debemos reflexionar lo que Tito Ochoa nos ofreció y debemos valorar o de lo contrario, necesitamos más pedagogía en temas de memoria, expuso, la sobreviviente de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional, quien al ver “La Muerte y la Doncella” le fue inevitable recordar la noche que seis hombres allanaron su hogar, desapareciendo a su esposo Tomás Nativí Gálvez y al compañero Fidel Martínez, en 1981.

El director de la Casa del Teatro Memorias, Tito Ochoa, expuso que se tiene que luchar por un cambio de cultura estructural, optar más por la educación cultural, como lo que hizo Berta Oliva; sino se continuará reproduciendo valores (de telenovelas) que sustentan el sistema “nos anima que Cofadeh haya utilizado el teatro para demostrar lo que ocurre en América Latina por la defensa de los derechos humanos y nosotros hemos estado con Berta en la década de los 80”.

El teatro lo que hace es develar la verdad y esta obra nos habla de verdad, la cual debe tener todas las aristas: ideológica, política, humana, sicológica y humana.

La Muerte y la Doncella nos demuestra lo que puede suceder en una sociedad donde se impone el terror, tal es el caso de Paulina Salas (Mariela Zavala), personaje que fue víctima de desaparición temporal, que nos plantea la obra de un debate entre lo legal y lo legítimo. En este caso esa legalidad es la que nos tiene sometidos, como ha pasa en todas las dictaduras, agregó el dramaturgo.

Bajo la legalidad ilegitima se estructuró el golpe de Estado de 2009 y el fraude electoral de 2017. Lo legítimo es la oposición a la que se enfrenta esta legalidad, puntualizó Ochoa.

Marías Mercedes Ortega: Felicito al director de la obra y a todo el elenco, porque en mi caso personal mi hermana Gladys Lanza vivió amenazas torturas y persecución. Tiempo en el que toda la familia vivimos frustraciones miedos angustias impotencia. Comentario en Facebook

La muerte y la Doncella, es la obra latinoamericana más representada en el mundo entero y ahora el pueblo hondureño tiene el gusto de verla. Fue escrita por Ariel Dorfman y dirigida por Tito Ochoa. En la versión de la Casa del Teatro Memorias, la producción artística está a cargo de Irma López, con la actuación de Mariela Zavala (Paulina), José Luis Recinos (Gerardo) y Gabriel Ochoa (Roberto); y la cámara y edición de Ezequiel Sánchez

Mariela Zavala, en el personaje de Paulina, fue víctima de desaparición forzada por seis meses, identificando al médico que fue uno de sus torturadores. La actriz expresó que el perdón es una decisión personal, pero para que se dé el proceso de reconciliación se necesita la confesión y arrepentimiento del victimario.

Es lamentable encontrar muchos testimonios de mujeres que han sido víctimas de violaciones a sus derechos, pero esto le facilitó a Mariela poder interpretar al personaje en esta obra de teatro.

Asimismo, refirió al tema actual sobre la corrupción en el país, cuando se le pregunta la responsable de los administrar fondos públicos, este exprese que ya no está en ese puesto, por lo tanto no sabe.

Tito Ochoa
Tito Ochoa

Gabriel Ochoa, el personaje que interpreta, el dr. Roberto Miranda, es un personaje que constantemente se presenta cómo víctima y los medios de comunicación se hacen cómplices, haciendo referencia a Billy Joya. Es representar a un criminal.

“Es un personaje que me hizo cambiar la imagen física, donde mis amigos y familiares no me reconocían, viendo a alguien totalmente diferente a mí”. ¿Hasta qué punto los abogados y quienes representan la legalidad en el país conocen a estos seres despreciables? y nos toca convivir con ellos, sin saber a quienes les estamos dando la mano, porque ellos buscan ocultar quienes son en realidad.

José Luís Recinos- Director de la Escuela Nacional de Arte Dramático, y que interpreta al abogado Gerardo Escobar, esposo de Paulina e integrante de la Comisión de Verdad, expresó “es increíble que a lo largo del tiempo se haya ido perfeccionando el mecanismo de tortura, en la investigación [realizada previa al montaje de la obra] nos fuimos hacia atrás y como se ha modificado y perfeccionado.

“Ellos [los torturadores] tienen miedo de perder sus privilegios, pero sus conciencias están ahí y no pueden estar en paz porque saben lo que han hecho; En algún momento de la vida van enfrentar esa realidad”.

Afirmó que, todos en este país somos un poco víctimas, por más que se tengan las pruebas y existan las evidencias no hay deducción de responsabilidad. La desigualdad es tan grande que el dolor es imposible de reparar. “Más allá del dolor y terror no podemos permitirnos ser como ellos, tenemos que recuperar la esperanza y alegría”.

Aunque parezca cansado generar espacios para reflexionar, es importante. El Estado utiliza estas figuras como las Comisiones de Verdad para un efecto placentero y hacerle creer al pueblo que hay algo que se hace, pero la verdad sigue estando oculta, y al no poder exigir justicia y no se podrá ejecutar la pena, reflexionó Recinos.

En el foro se expresó que no basta con que haya castigo o que la impunidad desaparezca, porque muchas personas hacen creer que las víctimas somos las enfermas ¡pero no! Ellos, los violadores de derechos humanos, son los que no se han curado.

Con la moderación de Paula Durán Soto, apoyo técnico de Donaldo España y Everaldo Martínez, el conversatorio mantuvo la atención de los participantes por casi dos horas, donde los internautas también emitieron su opinión a través de la plataforma de Facebook.