CANDIL DE LA CALLE, OSCURIDAD DE LA CASA Y CÓMO LA CARTA ROLSTON REVIVE EN LA CARTA DOGU

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El informe anual 2021 sobre la situación de los derechos humanos en las Américas, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, destaca que en Estados Unidos los medios de comunicación son hostigados durante las represiones policiales contra las manifestaciones ciudadanas. Uno de los aspectos más graves de ese tema es que los tribunales utilizan órdenes o citaciones judiciales para identificar las fuentes de los periodistas.

 

Por otra parte, el informe destaca la tragedia de millares de niñas, niños y adolescentes latinoamericanos, asiáticos y africanos aún separados de sus familias en la frontera de Estados Unidos con México, una política criminal anti inmigrante implementada por Turmp y continuada por los demócratas hasta nuestros días.

Este apartheid familiar que impide la reunificación de padres, madres e hijos es responsabilidad de la élite blanca supremacista y racista estadounidense que no está interesada en compensar a las familias directamente afectadas ni en promover la no-repetición de estos actos inhumanos.

Leyendo el informe con atención, mismo que por supuesto se ocupa de Cuba, Nicaragua y Venezuela, los países favoritos en la jerga de los pitiyankees, encontramos que por la pandemia del Covid y ahora por la guerra del Pentágono contra Rusia, los sectores empobrecidos de Estados Unidos – millones de familias – sufren enormemente: no pueden pagar sus alquileres, sus medicamentos y servicios de salud en general, y se están endeudando. Y recurriendo aún más a las drogas basuras, que matan.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos valora los esfuerzos de los órganos del sistema de justicia para juzgar y sancionar a las personas responsables por actos de violencia policial con sesgo racial, como el juicio de los agentes de seguridad involucrados en los asesinatos de George Floyd y de Daunte Wright. Pero ese país continúa con una policía que tira a matar con sentimiento racista.

El informe reconoce el desarrollo de algunas acciones de compensación a las familias de las víctimas de la violencia policial y del racismo. Sin embargo, ese costo que pagan las ciudades, los condados o los Estados no detiene las conductas supremacistas que siguen expresándose en la política, en los medios y en las relaciones internacionales de Estados Unidos.

Por ejemplo, en el Senado aún sigue en trámites la aprobación de la “Ley de Justicia Policial George Floyd”, mostrando que a pesar de la enorme presión ciudadana contra el racismo sistémico, el aparato político es conchudo para rectificar.

Podemos seguir leyendo el informe para darnos cuenta que la receta de libertad de prensa y de derechos humanos que dio la señora Laura Dogu esta semana a sus empresarios de la Cámara Estadounidense de Comercio en Honduras no solamente es limitada, sino cínica. Como decimos en Honduras, eso es ser candil de la calle y oscuridad de la casa.

“Seguiremos abogando por el estado de derecho, los derechos laborales y la libertad de prensa, que son fundamentales para la democracia y el desarrollo social”, escribió la embajadora en su cuenta de Twitter el 25 de octubre y acompañó el tweet con la declaración completa, que es un plan de gobierno paralelo al de Xiomara Castro, una lista de intenciones para desestabilizar cualquier iniciativa de refundación, una especie de “Carta Rolston” 2021.

El gobierno reaccionó de inmediato invitando a la diplomática entrometida, con carácter obligatorio, a una reunión en Casa Presidencial el próximo 31 de octubre a las 12h30, para entregarle oficialmente la protesta de Honduras por sus repetidos actos de intromisión, como lo hizo en Nicaragua donde ya no es bienvenida.

Es una posición digna de parte del Estado de Honduras, que ha visto en esta declaración de la diplomacia del garrote una similitud increíble con la Carta Rolston de 1920 en la cual se dieron instrucciones a los lacayos locales para entregar el país a la Tela y a la Standard.

Leyendo detenidamente la “Carta Dogu”, versión renovada de aquella que fue redactada el 20 de julio de 1920 por Hiller Rolston, ejecutivo de la United Fruit Company, uno puede reconocer ese mismo aire de feroz colonialismo imperial sobre la Honduras de hoy.

“Nuestro enfoque está en la construcción de la prosperidad, la mejora de la seguridad, y el fortalecimiento de la democracia para beneficiar a ambos países”, les dijo la señora a los empresarios gringos reunidos a su alrededor.

Es la misma palabra fracasada en la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte que lanzó Estados Unidos antes del golpe de Estado de 2009, provocando un éxodo masivo desde Honduras, El Salvador y Guatemala jamás visto en la historia de Centroamérica.

¿Prosperidad para quién?, seguridad para quién?, ¿fortalecimiento de cuál democracia?, si durante 13 años el Comando Sur, el Departamento de Estado, la CIA, la DEA y el Pentágono sometieron a Honduras a la peor masacre humana continuada, para asegurar el paso de más de 500 mil toneladas de drogas por año a su mercado de consumo.

Y aparejado a ese clima de muerte impuesto al país de tránsito y luego de producción de cocaína, le impusieron al Estado un dictador de marras, verdadero líder de los carteles de drogas, que destruyó las instituciones públicas, la confianza ciudadana y rompió con la complicidad directa de la coronela Heidy Fulton lo que quedaba de la Constitución.

El modelo narco, señora Laura Dogu, como mecanismo de endiablar a una sociedad para someterla a los caprichos de su élite supremacista que se beneficia de ello, no resultó próspero ni seguro ni democrático para nosotros en Honduras. ¿Por qué habla usted de ese modo, como si tuviera las fórmulas mágicas para ignorar esos 13 años de brutalidad que nos impusieron?

Citamos el siguiente párrafo de la “Carta Dogu” del 25 de octubre de 2022: “Con empresas internacionales que buscan descarbonizar y fortalecer sus cadenas de suministro, Honduras tiene una oportunidad histórica de atraer negocios, inversiones, y empleos… lo estamos haciendo en Centroamérica a través de la iniciativa “Llamado a la Acción” de la vicepresidenta Harris.

Gracias a esta iniciativa, casi dos mil millones de dólares de nuevas inversiones fueron anunciadas en la Cumbre de las Américas (a la que no asistieron al menos 10 países incluido Honduras por la exclusión de Cuba). Una gran parte de estas inversiones está destinada a Honduras. Desafortunadamente, algunas políticas están complicando sus probabilidades de éxito”.

Eso fue dicho por la señora Dogu esta semana ¡qué desplante! Lo que está diciendo es que su país está jugando al chantaje con esos fondos, obligando a Honduras a plegarse a sus caprichos en la ONU para poder acceder a ese dinero, que realmente es la misma vieja cuenta de los republicanos que fracasaron con la Alianza para detener migrantes en la frontera sur de México. Fracasaron porque la migración masiva no se detiene mientras ustedes continúen sembrando desigualdad en el mundo entero.

Después del párrafo sobre el proyecto de la vicepresidenta Harris, la “Carta Dogu” enumera los temas o las políticas en los cuales Xiomara Castro debe pedirle autorización a la embajada de Estados Unidos:

La estrategia con el sector energético. ¿Cuál es el dolor aquí?, que la decisión del gobierno es recuperar la ENEE como empresa pública y no perpetuarse como una propiedad privada exclusiva de los Kafie, Facussé y otros inversionistas extranjeros.

“También las reformas no muy acertadas de la ley de empleo por hora” dice la Carta Dogu, ¡terrible! Una versión resumida de lo que decía el sátrapa Hiller Rolston: “Debemos obtener contratos implacables, de tal naturaleza que nadie pueda sustentar competencia, ni en el futuro lejano; a fin de que cualquier otra empresa que se estableciera y pudiera desarrollarse, tenga nuestro control y se adapte a nuestros principios establecidos”.

¿Qué dice enseguida Laura Dogu a los empresarios de la Cámara de inversionistas estadounidenses en Honduras?, “los mensajes (no muy acertados) del gobierno sobre la necesidad de reducir o eliminar los incentivos para la inversión”.

¿Qué dice la Carta Rolston a Luis Melara de San Pedro Sula en 1920?, escuchemos: “Debemos obtener concesiones, privilegios, franquicias, abrogación de impuestos aduaneros, exonerarnos de toda carga pública, de gravámenes, y de todos aquellos impuestos y obligaciones que mermen nuestras utilidades y de nuestros asociados. Debemos erigirnos una situación privilegiada, a fin de imponer nuestra filosofía comercial y nuestra defensa económica”.

La señora Dogu dijo a sus socios esta semana en San Pedro Sula que la recuperación de la ENEE, la eliminación de los fideicomisos a los pícaros de las represas sucias y la negociación de Ricci con los nuevos generadores, “sin duda son acciones que están enviando un mensaje claro a empresas de que deberían invertir en otros lugares, no en Honduras”.

Ajá, vean ustedes, eso sí que es corrupción. Ella quiere que las empresas del crimen organizado, concertadas por el prisionero Juan Orlando Hernández, continúen en el negocio. Precisamente el timing de la carta desde el interior de la correccional de Nueva York y las visitas de diputados nacionalistas a la gusanera washingtoniana, hace clic con el discurso Dogu, igual que la llegada sorpresiva del subsecretario de Estado hace dos días a Tegucigalpa y la reunión que le impusieron ayer a Xiomara con los banqueros bajo cuestionamiento público.

Más adelante, la “Carta Dogu”, anuncia que “a través de la USAID, el Departamento del Tesoro y los bancos multilaterales de desarrollo, Estados Unidos trabaja para mejorar las escuelas y la educación, reducir la vulnerabilidad al riesgo climático, y proporcionar crédito a micro, pequeñas y medianas empresas. Esto exige la observancia de los derechos de propiedad sobre la tierra y la propiedad intelectual. Esas son las condiciones que atraen la inversión…Esas son las condiciones que crean empleo y esperanza para que la gente encuentre su futuro aquí, en vez de intentar el viaje peligroso al norte”.

Ahora escuchen ustedes el párrafo 9 del pliego de instrucciones del señor Hiller Rolston. “Es indispensable cultivar la imaginación de estos pueblos avasallados, atraerlos a la idea de nuestro engrandecimiento y de una manera general, a políticos y mandones que debemos utilizar. La observación y estudio cuidadoso nos permite asegurar que este pueblo, envilecido por el alcohol, es asimilable para lo que se le necesite y destine”.

Estamos profundamente preocupados por los informes de empresas, tanto estadounidenses como hondureñas, sobre el aumento de las invasiones de tierras y la piratería digital. Hasta el Congreso de los Estados Unidos está preocupado por el tratamiento de la inversión extranjera en Honduras.

Esa preocupación profunda hace referencia a la eliminación de las ZEDES como estructuras violatorias de la soberanía nacional y hace referencia a las recuperaciones de las tierras robadas a la gente por el crimen organizado en el norte de Honduras y hace referencia al desastre electrónico provocado por un banco que ayudó a mantener a flote la dictadura Hernández.

La Carta Dogu entró luego al terreno de las promesas, eso que Rolston llama proceder con sutileza para no exponerse a ninguna idea que señale o justifique nuestra pretensión dominadora. Doña Laura promete apoyar la lucha de la Administración Castro contra la corrupción. Lo que no dice es que Estados Unidos quiere financiar la Misión de la ONU contra la corrupción y la impunidad para dirigirla y controlarla. Eso no lo dice. Lo que dice es que la CICIH debe ser instalada ya para no perder el impulso. Lo que no dice es que Estados Unidos quiere usar la CICIH para desprestigiar al propio gobierno que la promueve.

“El respeto a los derechos humanos, los derechos laborales, y la libertad de prensa también son elementos esenciales para el desarrollo democrático y social de Honduras y toda la región”, dice la Carta Dogu. Bueno, pues, resuelva primero el problema de los centenares de trabajadores que construyen su gigantesca embajada, señora. Y ordene al Partido Nacional votar para rehacer el código penal y aprobar la ley de colaboración eficaz.

Ya, suficiente, aunque la Carta Dogu sigue con otras estrategias conocidas como es el fortalecimiento militar, las operaciones psicológicas de la Marina a través de un buque hospital que reúne la artillería de la base Palmerola y del Comando Sur en Cortés. Además, pasa lista de las vacunas, los termos y las agujas donadas contra el COVID-19. Todo eso que Rolston llamó “orientación modesta, sencilla, simpática y que quizás nos muestre buenos”…

Concluimos con esta frase: No dejen que el ruido de las redes sociales los distraiga de la realidad de nuestro profundo compromiso de ver a Honduras triunfar, dijo la señora mientras Rolston repite que “Debemos producir un desgarramiento en la incipiente economía de este país, para aumentar sus dificultades, y se faciliten nuestros propósitos. Debemos prolongar su vida trágica y tormentosa. El viento sólo debe soplar a nuestras velas”.

Por eso la embajadora debe asistir el próximo lunes al despacho de Xiomara Castro, para recibir en sus manos la respuesta de dignidad del pueblo de Honduras al que no debe irrespetar. Y si continúa asociándose al científico lumbo, a la organización criminal más grande de Centroamérica y a los parlantes enmohecidos de la academia del siglo pasado, tendremos que irla a visitar en grupos a la Avenida Los Próceres o a la residencia de Viera.

Buenas noches

Voces contra El Olvido, sábado 29 de octubre de 2022