Madre de Isy Obed: “Por trece años he llorado y lo seguiré haciendo por el resto de mi vida, porque era mi hijo”

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Tegucigalpa.- El pasado 28 de junio se cumplieron 13 años del golpe Militar de Estado en Honduras, al en ese entonces presidente de la Republica de Honduras Manuel Zelaya Rosales, por lo que el pueblo se volcó a las calles a exigir la restitución del orden Constitucional.

Al cumplirse un aniversario más de esos hechos es imposible olvidar todos los crímenes de lesa humanidad, represión y atropellos que se cometieron contra del pueblo que hacía uso de su legítimo derecho a la protesta.

placaTampoco se puede olvidar a todos los mártires que  fueron víctimas del golpe de estado que  dieron su vida por Honduras  y que lucharon por el regreso de la restauración constitucional.

Mucho menos se puede olvidar aquel 5 de julio de 2009, ese fatídico día el ex presidente Manuel Zelaya intentó regresar a Honduras por avión y aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Toncontín de Tegucigalpa, y un joven de apenas 19 años de nombre Isy Obed Murillo, se encontraba junto a su familia y a miles de personas en los alrededores de la pista del aeropuerto, esperando la llegada del presidente constitucional que había sido derrocado mediante el golpe de Estado.

Los manifestantes, quienes desde tempranas horas se apostaron frente a la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, de donde salieron rumbo al aeropuerto Toncontin en una multitudinaria manifestación con el  único fin de  recibir al presidente Manuel Zelaya Rosales, quien  tenía 7 días de haber sido derrocado  por las Fuerzas Armadas, comandadas por el General Romeo Vásquez Velásquez.

A la orilla de la pista  del aeropuerto las cosas se salieron de control cuando en los aires apareció la aeronave que transportaba al ex presidente Manuel Zelaya, los militares y policía comenzaron a reprimir a los manifestantes con gases, agua y con bala viva.

En medio del revuelo, cuando el avión intentaba aterrizar, los militares que se encontraban en la pista realizaron disparos a los manifestantes, desplomándose Isy Obed Murillo por el impacto de una bala que recibió en la cabeza.

Isy fue ayudado por sus compañeros, quienes lo llevaron al hospital, pero el joven falleció casi de inmediato.

Esta tragedia se recuerda cada 5 de julio durante estos largos 13 años, donde su familia no ha descansado buscando justicia y castigo para los responsables del vil asesinato. Su madre Silvia Mencía, ha señalado que quienes asesinaron a su hijo fue el ejército, comandado por el entonces presidente de facto Roberto Micheletti, después de ejecutar el golpe de estado.

personal cofadehEste año, esta conmemoración fue diferente para la familia, al encontrarse Honduras en un momento de transición política y con el nuevo gobierno de la presidenta Xiomara Castro, que tomó el mando presidencial el 27 de enero, trajo consigo vientos de esperanza para las víctimas.

El pasado 25 de junio fue inaugurada la Plaza Isy Obed Murillo en las inmediaciones del aeropuerto internacional de Toncontin, donde el joven fue alcanzado por las balas asesinas de los militares, siendo primer mártir de la resistencia.

En el lugar, el expresidente Manuel Zelaya Rosales, coordinador del partido Libre, familiares, amigos, funcionarios del gobierno de Xiomara Castro, así como militantes de la resistencia, se apersonaron para realizar un homenaje a Isy Obed y a todas las víctimas de la dictadura, que por 12 años se mantuvo en el poder sometiendo a la población hondureña.

A la ceremonia, donde fueron colocadas las placas en la plaza Isy Obed, con el nombre de él y de todos los mártires que fueron víctima de la dictadura, asistieron sus padres, doña Silvia y don David, quienes agradecieron la voluntad del gobierno de reconocer a su hijo y hacer la conmemoración.

“Me siento sinceramente alegre, con emociones encontradas, pero a decir verdad el que lleve el nombre de nuestro hijo es algo que la presidenta, el Congreso Nacional, han valorado dignamente el nombre de Isy Obed, sino que también han valorado ese sacrificio que hicieron todos los mártires que ofrendaron su vida por mirar una Honduras mejor”, señaló don David Murillo.

familia menciaMientras que su madre doña Silvia Mencía, expresó entre lágrimas que “he llorado en las calles, y saben que el recordar este momento aquí también me hace llorar, pero estoy agradecida con este lugar que se ha hecho para venir a derramar lágrimas por nuestros hijos”.

Al mismo tiempo señaló que se siente dolida y eso nunca se le va a pasar, porque fue su hijo que asesinaron y que ya no volverá a ver.

Me siento dolida porque como ya siempre les digo es una herida que se abre todas las veces que yo vengo a este lugar, esa herida se vuelve abrir y nunca he dejado de llorar, por trece años he estado llorando y creo que quizá voy a seguir llorando el resto de mi vida porque era mi hijo”.

Doña Silvia también expresó su agradecimiento al Comité De Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) por el apoyo, que a través de la coordinadora general doña Berta Oliva le brindaron durante todo el proceso y hasta la fecha no la han dejado sola.

“Estoy agradecida con cada una de las organizaciones, como COFADEH ha estado a nuestro lado en todo momento desde que nuestro hijo murió. COFADEH fue la familia que no nos dejó, allí doña Berta estuvo quizá pensando las 24 horas ayudado, mirando cómo sacarnos adelante, pero estamos aquí, Dios nos ha ayudado, y estoy aquí en este lugar porque Dios me ha dado fuerzas, porque no ha sido fácil todo este tiempo estar en este lugar, pero estoy aquí para que las cosas no queden en el olvido, porque lo que se olvida se vuelve a repetir”.

Y, como les dije antes, no quiero que se repita la historia en la familia hondureñas, comenzamos la libertad, ya tenemos una libertad, yo me siento libre porque la última vez que vine a este lugar para el 5 de julio, fue aquello horrible, porque estábamos rodeados de militares reprimidos, pero hoy somos libres, estamos actuando con libertad en este lugar y eso le doy gracias a Dios”, finalizó.

Después de ese 28 de junio de 2009 las cosas en Honduras no pudieron ponerse peor, ya que eso solo fue un inicio de una dictara que continúo por los siguientes doce años y que dejo miles de personas enlutadas, desaparecidos y personas con daños irreversibles, y graves violaciones de derechos humanos a su paso, y 13 años después el grito de justicia sigue vigente.