PUEBLO Y CIUDADANÍA

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Existe una enorme diferencia entre estas dos categorías sociológicas, igual que entre marchantes y manifestantes. El pueblo es un conjunto de personas unidas por un idioma, una etnia, unos intereses particulares, una religión o por una condición social. Ciudadanía, en cambio, es ese mismo pueblo, pero consciente de sus derechos sociales y políticos, condición que le permite participar en forma activa y consciente en las relaciones de poder.

El pueblo marcha, la ciudadanía se manifiesta. El pueblo vota, la ciudadanía decide. El pueblo obedece, la ciudadanía propone y exige.

No estamos seguros si la mafia lavadora y narcotraficante que conspira contra el gobierno de Xiomara está consciente de esa diferencia al utilizar la expresión “oposición ciudadana” para nombrar su cruzada desestabilizadora. Siempre les ha gustado muchísimo el pueblo y nada la ciudadanía.

Por ejemplo, la primera lista de chafas señalados por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Honduras como cabecillas de la agitación de los reservistas, de los escuadrones de matones y de las pandillas violentas, miembros del BOC, no son ciudadanía.

Las personas señaladas son chafas al servicio de las élites corruptas que han controlado el monopolio de la fuerza para proteger sus crímenes, ahora autoproclamados libres pensadores, demócratas y adalides de la libertad de expresión, pero socios de la desaparición forzada y los asesinatos.

Mario Hung Pacheco, José Isaías Barahona, Romeo Vásquez, Luis Alonso Maldonado, y los que faltan, son generalitos enriquecidos al amparo de los presupuestos militares, soldaditos panzones mandaderos sin honores, subordinados del Micheletismo con quien se reúnen para organizar la estrategia política de 2024 a sus amos del poder fáctico.

Si tomamos otro sector de esos actores del BOC, por ejemplo, los Facussé, los Yibrin, los Atala, los Kafie o los Canahuati, ni fragancia lejana a ciudadanía podrían tener en el sentido que son una casta migrante unida por beneficios y privilegios arrancados corruptamente al Estado y a la sociedad hondureña.

El animador de X-0, para citar otro actor BOC, ha sido toda su vida un constructor del falso cliché de la belleza femenina comercial, publicista de bebidas y comidas de impacto atroz sobre la salud humana, orquestador de la idiotizante industria futbolera impuesta por sus patrones de la TVCacá, y un admirador del criminal Pinochet.

Él fue el outsider del sistema partidario postgolpe, útil para multiplicar el reclamo popular ¡fuera JOH!, pero desechable debido a su descomunal egolatría incapaz de digerir semejante baño de masas que rebasó su inteligencia y su ciencia hasta convertirlo eternamente en un arlequín empolvado según Jaime Bayle o en una marioneta ventrílocua de la derecha perversa que ni siquiera le confía un pelo. Un desordenado desbocado que ni siquiera puede dirigir su despacho de tercer designado.

Otro de los sectores boquistas, los pastores evangélicos y los seguidores del cura irlandés Miguel Leniham, marchan convocados por el santo grial escondido detrás del presupuesto nacional de la República. Esos no quieren democracia, lo que quieren es influencia, recursos y privilegios. Esos no son ciudadanía para salvar la Patria de los socialistas y proponer el paraíso prometido aquí en la Tierra, son rebaños de ovejas en fila buscando pasto verde.

La asociación ilícita de estos sectores conspiradores denunciados el miércoles por Xiomara Castro, incluidas académicas sin academia y periodistas sin medios libres, son la mafia más grande de Centroamérica sometida a juicio por el juez Kevin Castel. No son una identidad limitada en sus derechos de libre expresión ni participación política, son una triste circunstancia discapacitada a sí misma, sin propuesta ni apuesta, en realidad un ruido contaminante del aire nacional.

La oposición en el actual contexto nacional es una asociación de marchistas al servicio de la oligarquía violenta y sanguinaria, un disfraz popular que no tendrá pronto la alegría de convocarse a las calles a suplantar la ciudadanía ni a invocar como Moisés que se abran las aguas del inmenso océano de ciudadanía que rodea a la primera presidenta mujer de la historia nacional. Ni golpe ni referendo revocatorio ni juicio. ¡Puro ruidangal distractor, sinvergüenzas!

El pueblo consciente, que es la ciudadanía activa de Honduras, ha decidido que el proyecto femenino de la refundación de Honduras no está solo. Xiomara no está sola. La banda criminal que se junta con Zambrano, Lara, Espinoza y Chávez sí estará sola, porque no es ni popular ni ciudadana. El BOC representa el fracaso del prisionero de Nueva York. El castigo divino a la élite podrida de la Patria en berrinche por un fiscal.

En esta trinchera entendemos que en los pulsos de poder no se puede ganar todo, que en la dinámica del cambio no se puede ir a la velocidad que todos deseamos y que no siempre lo deseable es posible. Pero no aceptamos el tremendismo de todo o nada.

No aceptamos el atrevimiento insensato de considerar la convocatoria colectiva como un vulgar instrumento del tumulto azorrador o como una estrategia utilitarista de presión para la negociación. Rechazamos la mezquina visión de esos observadores oportunistas que desearían la radicalidad de los eventos de esta semana, como si fueran los expertos de las masas domesticadas y los sabiondos del poder a conveniencia.

Creemos que el mensaje de la capital ha quedado claro luego que la ciudadanía ha retornado a sus pueblos, que la crispación inducida ha sido aplazada con la fuerza de la gente, y entonces ahora vamos a ocuparnos de la exposición fotográfica sobre la Doctrina de Seguridad Nacional en la antigua Casa Presidencial y vamos a ocuparnos también de promover la ley de reparación integral a las víctimas de esa Doctrina de Seguridad Nacional.

Después de la derrota de las facciones juanorlandistas dentro del partido nacional, liberal y psh, podremos avanzar luego con partidos renovados, nuevos operadores de justicia y nuevos medios para demandar la agenda por décadas pospuesta. A demandar una Fiscalía libre del cáncer metastásico de la impunidad y una Corte justa que no representen a los canallas. Esto es lo que nos importa demasiado como organización de derechos humanos esta noche y en las noches sucesivas.

Tenemos en consecuencia trabajo a hacer, y lo haremos con memoria, verdad, justicia, reparación y no repetición de las graves violaciones a derechos humanos. Como lo subrayamos el jueves, estamos conscientes que el momento es complejo, pero el pueblo consciente, resistente, organizado, manda a sus autoridades asumir su responsabilidad con las víctimas de manera integral y sin olvidos. Pa´lante, pa´lante!

Buenas noches